Picture credit score: Dale Zanine-USA TODAY Sports activities
Traducido por Marco Gámez
El mejor jugador de la Liga Nacional estaba lejos de serlo hace apenas nueve meses. Cuando salió del campo de juego en Filadelfia en octubre de 2022, Ronald Acuña, Jr. concluyó una primera temporada de altibajos después de la catastrófica rotura del ligamento cruzado anterior, sufrida en el verano de 2021. Lo bueno: superó la temporada y jugó en un nivel superior a la media. Lo malo: Parecía una sombra de sí mismo en algunos aspectos, parecía alguien que se hubiera roto un ligamento, mucho menos dinámico que la versión que habíamos visto en 2020 y 2021.
Ese declive se mostró de maneras inesperadas. La mayoría de la gente esperaba que corriera menos después de una grave lesión en la rodilla, pero Acuña se robó 36 bases el año pasado. Por el contrario, fue su producción de poder la que desapareció mientras luchaba por elevar la pelota con fuerza constantemente:
SLG
Barril%
Jon/BE%
BECI%
2020-21
.591
18.9
26.8
7.7
2022
.413
12.8
12.8
12.8
Esa caída en sus registros se observó en todos los ámbitos ante cada tipo de lanzamiento, por lo que no period como si los lanzadores estuvieran explotando despiadadamente algún nuevo agujero que se había abierto en el swing de Acuña. Realmente, la debilidad en su rodilla reparada quirúrgicamente fue la que comprometió su desempeño en todos los ámbitos en el plato. Eso no es sorprendente cuando examinas los detalles: la lesión de rodilla de Acuña fue en la rodilla derecha, que es la pierna trasera. Durante su carga al batear, esa pierna debe soportar todo el cuerpo de Acuña y es responsable de la transferencia de energía a su swing. Si él tenía alguna duda sobre la estabilidad de esa rodilla, incluso inconscientemente, entonces no es difícil imaginar cuanto sufría la calidad de su contacto.
Si la primera mitad de 2023 es un indicativo, entonces Acuña parece haber regresado físicamente, y hasta mejorado. Vuelve a confiar en su pierna de carga y ha vuelto a destrozar pelotas de béisbol, registrando un SLG de .585, una tasa de barril del 15.5 por ciento y una tasa de Jonrones/Batazo Elevado del 22.1 por ciento, que están mucho más cerca o mejor que los estándares de la parte anterior de su carrera.
La diferencia física con respecto a lo que period el año pasado es evidente, incluso para el observador informal.
Ambas tomas se congelan en el punto donde el lanzador suelta la pelota. El año pasado, Acuña estaba encorvado y rígido, y su pierna de zancada no ayudaba a generar ninguna fuerza. Esta temporada parece un resorte en espiral esperando explotar en su pie trasero.
Recuperar ese aspecto físico le ha permitido a Acuña hacer algunos ajustes en el lado psychological de su juego, que también están dando sus frutos. Parte de lo que hizo especial a Acuña en el pasado fue su habilidad para hacer daño contra rectas y sliders, sin volverse weak a ninguna de las dos. Siempre ha tenido índices de abanicar al mismo nivel que el resto de la liga frente a los tres grupos principales de lanzamientos (bolas rápidas, bolas quebradas y bolas con velocidad variada), mientras batea con mucha más potencia contra cada uno de ellos que los jugadores con cantidades similares de swing y…fallar.
Sin embargo, el modelo 2023 de Acuña es una historia diferente: ha vuelto a destrozar las pelotas de béisbol, pero también ha reducido su tasa de ponches del 23.6 por ciento al 12.8 por ciento, una cifra absurdamente baja para un bateador tan poderoso. Todavía falla casi al mismo ritmo contra lanzamientos secundarios, pero la verdadera clave aquí ha sido la caída del 22.6 por ciento de abanicar/swing contra rectas el año pasado a solo un 12.2 por ciento este año. Para ponerlo en términos más concretos: Acuña tiene más additional bases contra rectas este año (22) que ponches (17). El año pasado tuvo 18 additional bases comparados con 53 ponches contra los lanzamientos rápidos.
Ha logrado este progreso al adoptar un enfoque más dirigido a batear hacia cualquier parte del campo contra los envíos de velocidad que en el pasado. Siempre ha sido un bateador que, en principio, busca halar la pelota, específicamente contra los envíos rápidos, pero este año los está bateando hacia el campo opuesto a una tasa de 28.1 por ciento, la más alta de su carrera, mostrando, en explicit, una habilidad para batear rectas adentro, cercanas a sus manos, hacia fuera.
Intentar halar ese lanzamiento conduciría a un swing fallido o, peor aún, a un contacto débil y un out casi seguro. Está dispuesto a quedarse atrás al batear con el conocimiento de que aún puede conseguir un hit, a dejar que esas 96 mph (155 kph) viajen tanto sobre él porque sirve para abrirle el plato como bateador. Otro beneficio: hacer que el bate esté lo suficientemente vertical como para permanecer dentro del rango de una pelota lanzada allí tiene el efecto secundario de reducir la posibilidad de que una pelota choque contra la parte superior de su barril, lo que terminaría siendo un fácil batazo elevado al cuadro inside. Esa es un área donde Acuña tuvo los peores resultados de su carrera la temporada pasada, con un porcentaje de batazo elevado dentro del cuadro de 12.8 por ciento. El porcentaje de batazo elevado al cuadro inside (IFFB, por sus siglas en inglés) de esta temporada ha vuelto a bajar al 5.8 por ciento, lo que sería la segunda mejor actuación de su carrera.
Acuña ya tiene más hits hacia el campo opuesto contra rectas que en todo el año pasado. Este plan está funcionando y tiene otra ventaja: lo que ocurre cuando Acuña cree que viene una bola rápida y se equivoca. Si comienza a tiempo para 96 mph (155 kph) y la recibe a 96 mph (155 kph), entonces conecta un hit por un callejón de los jardines. Eso es bueno. Si comienza a tiempo para 96 mph (155 kph) y la recibe a 87 mph (140 kph) ¿qué pasa? Ahí es cuando puede conectar la pelota frente al plato, y ahí es donde están los jonrones. Eso es mejor. Y ese enfoque dio sus frutos para su primer jonrón de la temporada:
Lo ha hecho mucho este año, 19 veces para ser precisos. Y todos esos ponches que no está recibiendo ahora, están generando una tonelada de hits, si no fuera por las extrañas hazañas de Luis Arráez, Acuña estaría liderando el béisbol en promedio de bateo. Si no fuera porque Shohei Ohtani es Shohei Ohtani, lo más possible es que Acuña sería considerado como el mejor jugador de todo el beisbol.
Tal como están las cosas, tendrá que conformarse con ser el mejor en la Liga Nacional, mientras las bombas explosivas, la electricidad en las bases que lo tiene en ritmo para lograr más de 70 robadas y el cañon adherido a su hombro se combinan para convertirlo en, quizás, el jugador más espectacular del beisbol. El hecho de que siga mejorando podría ser lo que le valga su primer título de JMV.
Thanks for studying
It is a free article. In case you loved it, think about subscribing to Baseball Prospectus. Subscriptions help ongoing public baseball analysis and evaluation in an more and more proprietary setting.
Subscribe now