Picture credit score: Rhona Smart-USA Right this moment Sports activities
Traducido por José M. Hernández Lagunes
Primera parte
El sábado 18, Estados Unidos derrotó a Cuba por 14-2 en las semifinales. Luego llegó la semifinal México-Japón, que no tuvo carreras hasta que el parador en corto Luis Urías dio a México una ventaja de 3-0 en la parte alta de la cuarta con un cuadrangular de tres carreras con dos outs ante el sensacional abridor japonés de 22 años Roki Sasaki. Esa ventaja duró hasta la parte baja de la séptima, cuando Japón puso a dos hombres con dos outs y el nuevo jardinero izquierdo de los Purple Sox, Masataka Yoshida, conectó un cuadrangular en un slider con cuenta de 2 y 2 del también zurdo JoJo Romero por la línea del jardín derecho que empataba el partido. Encendido por un doblete de Randy Arozarena para abrir el turno, México recuperó inmediatamente dos de esas carreras en la parte alta de la octava, pero Japón fabricó una carrera en la parte baja de la octava para acercarse a uno. En la parte baja de la novena, fue Ohtani quien empezó con un doble. Yoshida le siguió con una base por bolas. El tercera base Munetaka Murakami, quien venía de una de las mejores temporadas de bateo en la historia del Béisbol Profesional Nipón, pero que batalló mucho durante el torneo e iba de 4-nada con tres ponches en la noche, impulsó a ambos con un doblete de walk-off contra la pared al central-izquierdo con el cerrador mexicano Giovany Gallegos en la lomita, enviando al corredor emergente Ukyo Shuto volando todo el camino desde la primera base para anotar antes del tiro de relevo y así enviar a Japón a la last.
Estados Unidos y Japón se habían enfrentado dos veces en el Clásico Mundial antes del partido por el título del martes por la noche, pero su primer encuentro fue un partido de la segunda ronda de los juegos de grupo en 2006 que al last resultó irrelevante. Estados Unidos venció a Japón por 4-3 en ese partido, pero posteriormente perdió contra Corea y México en los juegos eliminatorios, mientras que Japón ganó el torneo de ese año. Estados Unidos también ganó el segundo encuentro, por 2-1 en 2017. Ese fue un partido mucho más importante, pero seguía siendo una semifinal, no una last. El Clásico de este año nos ofreció por fin el partido por el campeonato que muchos habían imaginado cuando se propuso por primera vez este torneo. Eso habría sido suficiente, pero también tuvimos un last que sobrepasó nuestros sueños más tórridos.
El partido del campeonato del martes por la noche fue relativamente discreto. Turner, que coronaba un aluvión de cuatro cuadrangulares en siete turnos al bate desde su grand slam, abrió el marcador con un cuadrangular solitario ante el abridor japonés Shota Imanaga en la segunda entrada. Murakami respondió de la misma manera en la parte baja de la entrada en el primer lanzamiento que vio del abridor estadounidense Merrill Kelly. Japón arañó una segunda carrera en esa entrada a pesar del gran trabajo de relevo de emergencia del zurdo Aaron Loup, y luego amplió su ventaja con otro palo de vuelta entera en la cuarta, éste del primera base Kazuma Okamoto ante el abridor del tándem Kyle Freeland. Estados Unidos recuperó la ventaja en el octavo con un cuadrangular solitario de Kyle Schwarber. Ese cuadrangular concluyó un tenso turno de 10 lanzamientos contra Yu Darvish, en el que Schwarber bateó seis bolas de foul consecutivas, varias de ellas a distancia de jonrón por la línea del jardín derecho.
Cuando Japón se proclamó campeón del Clásico Mundial de Béisbol en 2009, al vencer a Corea en 10 entradas en el partido por el título, Darvish lanzó las dos últimas entradas y consiguió la victoria. Por aquel entonces, period una sensación de 22 años en los Hokkaido Nippon Ham Fighters y, para los aficionados de fuera de Japón, su actuación en el Clásico de ese año (un promedio de carreras limpias admitidas de 2.08 y 20 ponches en 13 entradas) fue un primer vistazo tentador a un jugador que no lanzaría en las Grandes Ligas hasta tres años después. En este partido, Darvish period un veterano de 36 años con 11 temporadas en las Grandes Ligas (una de ellas perdida debido a una operación de Tommy John), y pareció simbólico cuando le pasó la pelota a Ohtani, un jugador ocho años menor que él, en la novena.
Después de que Ohtani indujera el doble play de Betts, el torneo se redujo a Ohtani contra Trout. Trout bateó .296/.406/.556 en éste, su primer Clásico, con un par de dobletes (uno lo consiguió con las piernas en la primera entrada de este partido), un triple, un cuadrangular, una base robada y cinco bases por bolas. Trout, un grande del círculo interno que nunca había jugado en un partido de postemporada ganador, estuvo a la altura del momento como todos esperábamos que lo hiciera, desempeñando un papel elementary en el camino de Estados Unidos hacia el partido por el título. Sin embargo, esta vez llegó al plato representando de la carrera del empate en cada uno de sus tres últimos turnos al bate e hizo un out improductivo en cada oportunidad.
En este momento last, se borró cualquier duda persistente sobre cuál de las dos estrellas de los Angels es el Mejor Jugador de Béisbol. Ohtani no sólo bateó más que Trout en el torneo (.436/.606/.739), sino que también fue el mejor lanzador de Japón, iniciando y ganando dos partidos, incluido el de cuartos de last contra Italia, y enfrentándose al campeón defensor de bateo de la Liga Nacional y a dos de los mejores bateadores completos del juego en un intento por cerrar el campeonato el martes por la noche.
3 y 2. Dos outs. Closing de la novena. Japón gana por uno. Ohtani patea. La lanza. El lanzamiento es por el centro otra vez, pero esta vez es un slider de 87 mph (140 kph). A medida que se acerca al plato, la bola hace un fuerte giro a la izquierda. Trout abanica, el lanzamiento se dirige hacia la caja del bateador zurdo, justo fuera del alcance del bate de Trout. Swing y falla. Strike tres. Japón gana. Ohtani no tiene nada que demostrar. Es el mejor jugador de béisbol que cualquiera de nosotros haya visto jamás. Y el Clásico Mundial de Béisbol está ahora firmemente establecido como una institución del béisbol.
***
A continuación, otras reflexiones sobre el Clásico Mundial de Béisbol de este año, junto con una lista de los mejores jugadores de cada equipo en el torneo:
La parte mala
Quiero referirme rápidamente a las lesiones del cerrador de los Mets/Puerto Rico, Edwin Díaz, y del segunda base de los Astros/Venezuela, José Altuve, el primero de los cuales se perderá la temporada al romperse el tendón rotuliano derecho mientras celebraba la victoria decisiva de Puerto Rico sobre la República Dominicana al last de la fase de grupos, y el segundo se fracturó el pulgar derecho con un lanzamiento en el partido de cuartos de last de Venezuela contra Estados Unidos.
El principal argumento utilizado contra este torneo es la percepción de un aumento del riesgo de lesiones, ya que los jugadores juegan con mayor intensidad de lo que lo harían en los partidos de exhibición de los entrenamientos de primavera y se acercan a sus límites antes de estar completamente preparados para la temporada. Sin embargo, para evitar que los lanzadores antepongan el equipo y el país a su propia salud, las reglas del torneo incluyen una serie de límites de lanzamientos y días de descanso obligatorios para los lanzadores en función de su carga de trabajo, y los managers tienen muy en cuenta, y a menudo siguen a rajatabla, las peticiones de los equipos de temporada common de los jugadores en cuanto a cuándo y cuánto utilizar a los distintos jugadores de su lista.
En el torneo de este año se produjeron dos lesiones importantes de estrellas de las grandes ligas, pero esas lesiones no se produjeron a pesar de esas precauciones ni a causa de ellas. Más bien, ambas lesiones fueron casualidades que podrían haber ocurrido fácilmente en el transcurso regular de los entrenamientos de primavera, como a veces ocurre con este tipo de lesiones.
Altuve fue golpeado en la mano con un lanzamiento. Que le golpeara justo para romperle el pulgar derecho (requiriendo cirugía y dejándolo fuera por lo que probablemente sea un par de meses) fue una casualidad (el pulgar derecho de un bateador diestro no está exactamente expuesto al lanzador), pero también es el tipo de cosas que suceden con cierta frecuencia en los entrenamientos de primavera. Cuando sucedió, inmediatamente pensé en Hunter Pence con la muñeca rota por un lanzamiento cerca del inicio de los entrenamientos de primavera en 2015, pero no hace falta remontarse tan lejos. El 28 de febrero, hace apenas tres semanas, un lanzamiento le rompió la mano derecha al jardinero suplente de los Tigers Steele Walker. El lunes, dos días después de la lesión de Altuve, un lanzamiento del diestro de los White Sox Gregory Santos rompió el antebrazo derecho del receptor de los Diamondbacks Carson Kelly. Cualquiera de ellos podría haber sido fácilmente un jugador de mayor perfil como Altuve. También vale la pena señalar que el lanzador que hizo el lanzamiento que lesionó a Altuve fue el relevista de los Rockies/EE.UU. Daniel Bard, otro notable jugador de las Grandes Ligas… Suele pasar. Apesta, pero sucede.
En cuanto a Díaz, su lesión fue aún más fortuita, tanto que puede que nunca sepamos realmente qué la causó. Díaz acababa de cerrar la victoria de Puerto Rico por 5-2 sobre la República Dominicana, ponchando a Ketel Marté, Jeimer Candelario y Teoscar Hernández para enviar a Puerto Rico a los cuartos de last. En la celebración, un puñado de sus compañeros de equipo se reunieron a su alrededor, y el grupo de ellos saltaron (no excesivamente alto o con fuerza) como niños pequeños felices hasta que Díaz se desplomó en el suelo después de haber sufrido, nos enteraríamos más tarde, un desgarro completo de su tendón rotuliano derecho. Resulta difícil creer que esos pequeños saltos aplicaran más fuerza a la rodilla de Díaz que el bombeo de pedradas cercanas a los 160 kph a bateadores de Grandes Ligas. ¿Tenía ya un pequeño desgarro en el tendón que desconocía o por el que estaba lanzando? Nunca lo sabremos. ¿Se torció la rodilla en uno de esos pequeños saltos? La misma respuesta, pero vale la pena recordar que, sólo un par de semanas antes, el parador en corto de los Dodgers Gavin Lux se torció al intentar evitar un lanzamiento en la línea de fondo durante un partido de entrenamiento de primavera y sufrió una rotura del tendón de la rodilla igual de catastrófica y que acabó con la temporada. Ambas lesiones son terribles, ambas fueron casualidades en igual medida, y ambas podrían haber sucedido fácilmente en un partido de entrenamiento de primavera o, en el caso de Díaz, durante la práctica de lanzamiento de los lanzadores o related.
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